La innegable peculiaridad que aúna lo propio con lo extraño y muestra lo único como rarezas.
Poco común si es, en mi contexto, que a estas alturas se me dé por recuperar el ganchillo como pasatiempo (cuando sobra oferta para entretenerse), e ir descubriendo que el tiempo se pasa mejor hilando pensamientos al compás, que el gancho engancha, y disipa todo atisbo de duda, negación o malestar y me ofrece la creación casi repentina de un mundo singular a través de mi mano. Cuentan tanto las horas en puntos y vueltas, que se quedan latentes en los objetos creados transmitiendo un sosiego alegre que dificulta el desprenderse, de esos mis tesoros de momentos reunidos.
Singular fue también saberme zurda en un mundo diestro, que aún teniendo en mi madre a la mejor maestra, girando en sentido contrario, obliga a altas dosis de autodidacta. Se hace compartir un lío, eso sí, con la lateralidad cruzada, dificulta el seguir... así que tirando millas por mi cuenta y qué gusto, llegar siempre a un fin, que el ganchillo nunca falla y da siempre gratos resultados aún a golpe de improvisación.
Excepciones reúno unas cuantas más, para un buen lote, y quizás ahí resida mi normalidad.
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inspiración,
presentación
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